Las sidras de Eric Bordelet son valoradas y reconocidas en todo el mundo, se exportan a todos los continentes y están en las más prestigiosas ferias gourmet de Europa. Este sommelier decidió en 1992 volver a las tierras de su familia y hacer sidra como si de vino se tratase. Tiene en sus tierras 20 variedades de manzana y 15 de pera que cuida al detalle bajo los parámetros de la agricultura biodinámica. El resultado, una sidra increíble, con una nariz afrutada, limpia con olor a manzanas maduras. Tiene un final duradero, tánico y de compleja acidez.