se caracteriza por el excelente estado sanitario del viñedo y el intenso calor. Un invierno y una primavera más cálidos de lo normal adelantaron el estado vegetativo 15 días que se alargó durante el verano anticipando la fecha de la vendimia a finales de agosto. El ciclo vegetativo transcurrió sin problemas, con una buena floración y sin plagas reseñables. En verano la sequía se acentuó y en agosto se comenzaron a ver síntomas de deshidratación en los racimos, las lluvias a principios de septiembre devolvieron el equilibrio al viñedo. Los vinos de esta añada se caracterizan por tener algo más de volumen debido a la calidez de la misma y un buen frescor. Una añada para disfrutar joven o como va siendo norma en los grandes vinos de la zona, para guardarlos unos cuantos años.