Kong Ron es un producto 100% natural elaborado con el mejor ron de Guatemala añejado durante 9 años en barrica de roble blanco americano. Sin azúcar. Sin añadidos. Ron Kong restaura el balance de respeto original entre el hombre y el gorila, llegando a los sentidos mediante el tacto, la vista y el paladar. La talla blanca reproduce las formas y gesto de un gorila adulto para invitar a la reflexión. Al acariciar su rostro, meditamos sobre la convivencia con una especia más antigua que el hombre y , sin embargo, tan próxima en ADN como un pariente lejano.
Los gorilas incluyen en su diesta hasta 146 tipos de hierbas, frutas y arboles. Se ha llevado a cabo una cuidadosa selección que ya forma parte de la receta secreta de Ron Kong.
Su botella moldeada y esculpida majestuosamente como la cabeza de un Gorila de Montaña. Es una botella por el tiempo limitado que contenga a su ron. Pues por siempre será la talla que nos emparente con nuestros ancestros. Se edita en pequeños lotes de acuerdo a la población de Gorilas. Por esta razón hay 4.680 botellas cada vez, tantas como Gorilas Orientales quedan en el mundo. Para dar de beber a tus sentidos la botella de KONG se esculpe artesanalmente con una mezcla de minerales y cuarzo. Su tacto recuerda a la roca volcánica, hogar de los últimos Gorilas del mundo
Nota de cata de Kong Ron
Kong Ron huele a bosque húmedo y a niebla inicialmente. En nariz, la huella aromática de las hierbas cogidas a mano se convierte en recuerdos a montañas verdes. Notas lejanas de especias. Notas de menta balsámicas.
Ideas de selvas verdes y espesas. Notas florales y bocanadas arbóreas. Exótica vainilla. Sensaciones lejanas de laurel y árboles frutales. Y al abrir, notas que son de roble. Y notas que no son clásicas del ron.
Para al final, entre barrica y caramelo, traernos olor a lluvia y aroma a madre. A mandarinos y naranjos cuando llega la tormenta. Huele a lo que tiene que oler un ron inspirado en el hábitat de los gorilas.
Sabe al ron que tú no sabes. Porque sabe a lo que sabe un mordisco a la montaña. Sabe al ron que es ron y no azúcar. Es fresco, como un brote de eucalipto en manos de un Gorila. Y es de un carácter cítrico tan delicado como la mirada de un ancestro. Es salvaje pero no indómito. Tiene madera pero no como para tapar la selva. Ligero en boca. De paso rápido. Pero permanece intenso, como la visión de un rayo de luz en el claro de un bosque. Y al mismo tiempo igual de memorable. Sabe herbal y sabe arbóreo. Sabe como sabe el lugar donde un día empezó la vida.