Todo empezó en la cocina de Marie-Catherine Cornic, cuando dejó demasiado tiempo cocinando un crêpe, en 1893.
Así que decidió doblarlo, enrollarlo y probarlo... Y el pequeña crêpe que parecía arruinado resultó ser más ligero y más crujiente que nunca.
Este fue el origen del crêpe crujiente de Bretaña, y su autenticidad ha sido celosamente preservada desde entonces. Para hacer los auténticos Gavottes, los ingredientes clave utilizados por sus pasteleros son la harina de trigo, el azúcar y la mantequilla, sin colorantes, conservantes, aceite de palma ni transgénicos.