En el año 1997 el espíritu pionero de Michel Chapoutier lo lleva a explorar las tierras del antiguo continente Australiano, cada vez más conocido por la alta calidad de sus uvas Shiraz.
Esta es una historia de coincidencias, de hombres apasionados por una variedad, de convicciones, de un trabajo de observación y descubrimiento, en que Michel, sin presión, encuentra la persona, el momento y la tierra que le permitan ser un pionero en lugar de un simple seguidor. De esta forma llega en 2002 el encuentro con Ron y Elva Laughton (Jasper Hill vineyards) donde plantan un viñedo en sus famosos suelos Cambricos de Heathcote y con Rick Kinzbrunner (Gioconda Wines), donde aprovechan los suelos graníticos de Northeast Victoria.