Transición. Más que un color, el rosa es un estado de ánimo suspendido, como una delicada transición entre el blanco y el rojo que se persiguen, sin ser ni uno ni otro. Franciacorta Rosé ofrece una magia entre dos tonalidades. El color rosado se obtiene tras una corta maceración de las uvas tintas Pinot Noir. Solo unas pocas horas para conseguir ese tono particular que evoca los atardeceres primaverales: hay que aprovechar el momento, un momento el color es demasiado claro, al siguiente es demasiado oscuro. Y luego el delicado encuentro con Chardonnay y una lenta y paciente maduración. Cuvée Prestige Rosé, el Franciacorta ideal para las ocasiones más importantes. Especialmente los más románticos.